Según
Victoria y Martínez (2010), el dominio del ritmo es algo
innato en el ser humano y por tanto no es extraño encontrarlo presente en la
mayoría de los juegos infantiles.
El
ritmo ejerce un papel muy importante como regulador de los centros nerviosos
facilitando así la relación entre las órdenes del cerebro y la ejecución de
ellas por parte del cuerpo, por tanto en el ritmo musical, la danza gobernará
los movimientos del cuerpo.
La
participación en actividades basadas en el ritmo y la expresión constituirán
una vía para potenciar las posibilidades de expresión corporal y comunicación.
La
precisión rítmica dependerá en un primer momento de la capacidad motriz del
niño, a la vez que la favorecerá, esto es un proceso lento que se deberá ir
trabajando lentamente.
El
punto de partida que debamos tener en cuenta para la educación del ritmo ha de
ser el mismo cuerpo, convirtiéndose la maduración motriz en un factor muy
importante para la capacidad de expresar de una forma sonora los distintos
ritmos. Podemos asegurar así que la base del ritmo se encuentra en el
movimiento corporal.
Además
Victoria y Martinez recalcan la
importancia del desarrollo psicoevolutivo del niño en el que el ritmo se
produce desde edades muy tempranas ya que el sujeto puede hacer actividades
simples rítmicas la cuál sean utilizando su propio cuerpo o con objetos a fin
de llegar a la sincronización.
El
ritmo es un elemento de la música que puede aportar sensibilidad al niño a
través de sus movimientos.
Por
tanto el trabajo del ritmo puede estar divido: Ritmo motriz o ritmo corporal y
ritmo musical, es decir, sonoro.
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